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El 2021 ha sido un año complejo, de ausencia, euforia, readaptación e improvisación. No sólo en el marco social, sino también en el mercado de la producción cultural. Insistimos en que no somos iguales, pero asistimos a alternativas muchas veces agotadas. Si los adultos estamos en este constante proceso de adaptación, en este baile de aves que transita pero sin rumbo fijo, imaginen a los jóvenes: ellos que llevan internalizado el cambio. Viven no sólo desubicados sino carentes de espacios y de referentes sostenibles. Sumado a esto, el mundo cultural que los rodea está alejado al del adulto, y nos vamos haciendo cada vez más incapaces de dialogar. Asumimos que la responsabilidad es de otros, de los nuevos tiempos, del internet; pero la responsabilidad también recae sobre esas realidades que nos circundan, las que evadimos: a mayor crisis social, perdemos más espacios en los que podamos encontrarnos con la cultura. Quizás toca ser un poco como el patito feo, para zambullirnos hasta el fondo del agua y encontrar esos espacios en los cuales nos reconocemos.

En el 2021, tuve la fortuna de coordinar más de veintidós clubes de lectura, en distintos países, con diferentes modalidades. Este año pude mantener el diálogo, relativamente continuado, con más de doscientos adolescentes en diferentes situaciones de vida. Hicimos muchas maniobras para poder mantenernos al día con el ejercicio de leer en esta cotidianidad cada vez más exigente. Enfrentamos esfuerzos aún mayores para poder conversar. Necesitábamos tiempo para poder seguir explorando y el tiempo parecía cada vez más inabarcable. Por eso, en un espacio de sosiego, Eduardo, uno de los jóvenes de los clubes, sugirió que cada encuentro era como un baile de aves en tránsito. Éramos una pequeña comunidad, danzando en la conversación cultural. De allí el nombre de esta lista que propone posibilidades para sobrevolar juntos, a partir de diversas lecturas.


Como anteriores años, nuestro equipo hizo una selección para jóvenes lectores entre los libros que fueron publicados exclusivamente en el 2021. Solo se nos ha colado un libro del 2020, pues nos parecía interesante ponerlo en la lista. Estos libros, además, están publicados en español. Hago esta salvedad porque se han publicado libros para jóvenes en otros idiomas muy interesantes este año (Àunia de Iván Vera, Desvío de Ana Pessoa, El caps als núvols de Bernat Cormand, Santoamaro de Antonio M. Fraga; Patos e Lobos-Marinhos Conversas sobre literatura e juventude de Sara Bertrand), y con esos títulos elaboraré una entrada más adelante.


Otro detalle importante: estas propuestas de recomendación están sujetas a la experiencia del lector. Es decir, no se dejen amarrar por las sugerencias de edad que proponemos, pues en la adolescencia impera más el interés y las competencias lectoras del individuo. Puedes tener 12 años y leer un libro recomendado para 16 o uno para 6. Lo que hicimos fue trata de reunir buenas lecturas que se publicaron en este extraño año que, al fin y al cabo, queremos dar a conocer para los interesados en el área. Además, aprovechamos la oportunidad para agregar un nuevo hilo de recomendaciones de libros teóricos para mediadores.


Y por último, los jóvenes, nuevamente hicieron una selección de cinco álbumes, sin edad, y decidieron cambiar la mención honorífica. La decisión joven este año es nuestro fav, de favorito. Son libros con los que coquetearon por diversas razones, propias de los tiempos actuales, y con un factor arbitrario: ser compañía y representación.


Tómense su tiempo, lean de a poco las reseñas, pues la idea de estas listas es mantenerse a pesar del tiempo. Disfruten del espacio de la recomendación que hemos construido:

Recomendación de libros para ese arbitrario espacio de tiempo entre los diez y doce años. Siguen siendo lectores infantiles, acompañados de sus libros de cabecera, esos amigos imaginarios de la primera etapa, pero que comienzan a tener curiosidad por aventuras más arriesgadas. Es el inicio del viaje a una nueva etapa de desarrollo y otras formas de lectura.


MOFETO Y TEJÓN

Amy Timberlake

Ilustra: Jon Klassen

Traduce: Patricia Antón de Vez


Tejón lleva una importante misión "petrológica" dentro de la casa de su tía. A él le encantan los minerales y estar a solas con su investigación, pero una inesperada sorpresa en forma de Mofeta llega a casa. Su tía ha decidido brindarle cobijo a este nuevo y oloroso huésped que retará la paciencia del solitario Tejón. Divertida, a ratos absurda, pero más que todo es un relato entrañable que explora la amistad entre seres desiguales. El relato no pretende dar una lección acerca de los amigos, sino que va construyendo, de forma paulatina y coherente, las relaciones alternativas entre los dos personajes. Explora la rutina, confronta la convivencia, entiende las dinámicas como compañeros y descubre con sorpresa, la posibilidad de una amistad. Las ilustraciones de Jon Klassen son pocas, en su mayoría en blanco y negro, pero que dota de identidad a sus personajes y al espacio que comparten. Personalmente, nos encanta la doble página de Tejón cantando con su guitarra al atardecer, tanto en imagen como el texto musical que los acompaña.

"Las gallinas son muy eficaces, y saben trabajar en grupo. No me gusta hablar mal de ave ninguna, pero los gallos, si son demasiados, siempre dan problemas"
 

LA MEMORIA DEL BOSQUE

Sara Bertrand

Ilustra: Elizabeth Builes

Cataplum, 2021


Madre e hija inician una nueva aventura, se mudan a una casa rodeada de un bosque sin historias. Es por eso que, en un diálogo confrontado a dos voces (y a dos colores), ambas decidan alimentar con palabras los misterios que se esconden entre los árboles. En medio del trasteo y la conversación, un gato se asomará a un estanque para ver sumergida en el agua a un personaje incapaz de salir al mundo exterior. Ese personaje del que madre e hija, tratan de construir una nueva historia. Un juego narrativo muy bien construido, en el que entra a dialogar el retrato del verde bosque. El lector se va perdiendo en las ilustraciones hasta encontrar el secreto que esconde el estanque. Un sentido relato fantástico (o no) donde se exploran aquellas cosas que se deben soltar para poder avanzar en otras formas de vida.

"La princesa sintió como si colgara de un acantilado. Abajo: rocas y el mar bravísimo. Atrás, imposible volver atrás. Y sucedió algo extremadamente extraño: comenzó a sentir el peso del agua. No quería subir, pero no podía permanecer sumergida".
 

ANDANZAS DE UN FLAUTISTA LLAMADO TRISTRÁS

Iban Barrenetxea

Nórdica, 2021


Tristrás deleita las plazas de los pueblos con la música de su flauta. Es ingenioso, audaz y un poco tozudo. Ser un forastero es su estilo de vida, pero el encuentro con tres cuervos cambiará el destino de sus aventuras. Estas aves, que además dicen ser sus madrinas, le tienen una mágica misión que implica: un dragón, un oso amaestrado, una niña librera experta en venenos, otro músico ambulante y un terrible rey usurpador. Aunque quizás, lo más importante, es que todos estos personajes y sus peripecias lo conducirán a entender cuál es su verdadero origen. Una divertida novela de aventuras, a veces rodeada de una fina ironía, que se inspira en los cuentos tradicionales para construir su universo. De hecho, se puede intuir cierta familiaridad con el flautista de Hamelín o el barón de Münchhausen. Este último, también gracias al trabajo de ilustración, inspirado en los grabados que Gustave Doré hizo para la publicación original del Barón de Münchhausen en 1862.

"Y así fue como, entre plazas y ferias, durmiendo a veces en establos y otras bajo las estrellas, los caminos y las mareas lo habían llevado hasta aquel viejo roble y su hojarasca de cuervos. ¿O realmente había sido el destino quien lo había llevado hasta sus Tres Madrinas?"
 

LA REBELIÓN DEL TIGRE

Kate DiCamillo

Traduce: José Manuel Moreno Cidoncha


Rob, quien a sus doce años está pasando por una mala racha, encuentra a un tigre en los alrededores del motel en el que trabaja su papá. Y en donde también viven. Esta absurda pero poderosa revelación, ocurrirá el mismo día en donde conocerá a Sixtina, su nueva compañera de clases. El carácter reservado de Rob enfrentado a la impertinencia emocional de Sixtina, hacen que ambos vayan consolidando una extravagante amistad. No sólo desde lo diferente sino desde la necesidad que tiene cada uno para enfrentar con sus propios miedos y duelos. Una corta, emotiva y directa novela, en el que ambos personajes rotos, deciden reencontrarse con el tigre y lo ayudan a liberarse. Una historia que busca confrontar a la tristeza enunciándola, sin abandonar la aventura que supone la amistad. Aunque esta novela fue finalista del National Book Award 2001, ha tardado en traducirse y publicarse en distintos países hispanohablantes.

"Así, mientras esperaba el autobús bajo el letrero del Estrella Kentucky y las primeras gotas de lluvia caían del plomizo cielo gris, Rob imaginó al tigre en la parte superior de su maleta, haciendo parpadear sus ojos dorados, sentado orgulloso y fuerte, impasible ante todos los no-pensamientos que pugnaban por salir de su interior".
 

LA NOCHE DE LA HUIDA

Adolfo Córdova

Ilustra: Carmen Segovia

Ekaré, 2021


Una niña corre a través de la noche. No puede volver a su lugar de origen, necesita huir de la amenaza, de la voz de un hombre, de la punta de un machete. Busca refugio pero solo encuentra la incertidumbre del clima y el lugar: relámpagos, granizo, zarzas, ciervos. La única forma que tiene de enfrentar la huida es a través de los relatos que han construido su propio imaginario. Transforma el miedo a las sombras en posibilidades de uno, varios, muchos relatos. Se une a ese espacio silente de otras niñas que, como ella, se esconden, refugian o liberan a lomos de ciervo o a lomos de libros. Este álbum ilustrado es iluminado por un trabajo de imagen que transforma la identidad del relato, en un pulso constante entre una fría angustia y el emotivo periplo que se refleja en la caracterización del personaje. Luz y sombra dialogan de forma natural, con pocos pero poderosos elementos. Un libro que, aunque a ratos presuntuoso, es también un potente y sentido homenaje a la lectura y al necesario diálogo con los referentes en la infancia.

"¿Y si moría de frío sin un solo fósforo para calentarse? ¿Y si una bruja la convertía en ruiseñor para coleccionar su canto? ¿Y si caía en la trampa de un ogro?".

 

HÁBLAME DEL BOSQUE, GATO

Uxue Juárez Gaztelu

Ilustra y diseña: Silvia G. Guzmán

Fanzine, 2021


Adela tiene a dos cómplices contra el olvido: Gato y Pájaro. Ambos animales han tenido que detener su rivalidad en casa para poder hacer de lo cotidiano una experiencia extraordinaria. Leen en voz alta, buscan palabras, hablan del bosque para (no) perderse. Esta obra fue una de las finalistas del XI concurso internacional de Álbum ilustrado del cabildo de Gran Canarias 2020, que luego, tras el impulso de sus creadoras, se transformó en un pequeño y delicado fanzine. Un texto conmovedor, poético, que conduce al lector a la experiencia de evocar lo imposible. Somos testigos junto, con y a pesar de Adela, de su hundimiento en las espesuras de la memoria. Las ilustraciones a tres colores: negro, verde y rojo, tienen un aire minimalista que aprovecha el uso de cuadrículas y líneas para retratar el espacio de la mente; pero a la vez su composición es tan conceptual en cuanto a los objetos y personajes, que aportan al lector esa extrañeza, ese tener que imponer la mirada en lo otro para hacerlo propio. Un buen ejercicio creativo, estético y literario, fuera del espacio editorial.

"Háblame del bosque, Gato, pide Adela. Y, entonces, él comienza a enumerar palabras: Tierra, corteza y musgo. Árbol, barro, ciempiés. El rastro de una hormiga bajo el cielo estrellado".
 

MILO IMAGINA EL MUNDO

Matt de la Peña

Ilustra: Christian Robinson

Traduce: David Paradela López


NUESTRO FAV · DECISIÓN JOVEN


Milo va en el metro junto a su hermana mayor. Lo hace cada primer domingo al mes y la sensación es siempre igual: nervios, emoción, amor. En principio, no sabemos su destino pero si la forma en la que él comienza a imaginar el mundo que lo rodea. Milo dibuja todo lo que observa, el mundo que lo rodea. Pero ese domingo, se topara con otro niño, de corbata, con sus zapatillas Nike, y el cabello peinado a la mitad. Aunque en apariencia parecen distintos, realmente no lo son. Un álbum ilustrado que bebe del recurso de una doble ilustración, la que nos muestra el universo del metro de New York en el relato original, y ese cuaderno de bocetos de Milo, con una técnica más infantil, en la que ese mundo que el lector observa se amplía, pluraliza, y dialoga de forma natural. Sin complejos ni diferencias. Un relato bastante contemporáneo, con un personaje profundamente entrañable.



 

Dicen que la adolescencia comienza a los doce años o cuando ocurre la complicada pubertad. Pero si eres un lector bien arriesgado y curioso, niño o adulto, puedes abrir estos libros sin necesidad de tener esa edad. Leer no trata solo de una condición física.



EL PATITO FEO

Hans Christian Andersen

Ilustra: Marina Abramovic

Traduce: Daniel Sancosmed Masiá


El tradicional cuento del patito feo, ilustrado por la artista serbia del performance Marina Abramovic. Independientemente de todas las relaciones que podemos hacer entre el relato y la situación de la adolescencia, lo que ocurre en este libro es distinto. El trabajo a lápiz de la ilustración, rupestre e infantil, ofrece a los jóvenes de toda las edades un acercamiento al objeto de manera natural. Un tránsito al recuerdo de su infancia, a la posibilidad absoluta de construir narrativas de maneras primarias. El formato del libro, grande, con el juego del papel amarillo de la portada que ofrece el juego simbólico del cisne, del color cómo señal de la belleza, de la iluminación fuera del estereotipo conceptual. Este libro entra a la lista de forma orgánica, a partir del mismo performance del que fui testigo presencial entre los jóvenes de distintas edades, quienes lo leían, lo observaban, lo habitaban aún conociendo el relato clásico. El ejercicio estético de Abramovic, les interpelaba, y los llevaba a tomarse su tiempo para observar. Sin mediación.

"Se alegró entonces de todas aquellas penas y adversidades que había pasado, pues ahora estimaba en su justo valor la buena fortuna, la belleza que gozaba."
 

ZETA

Miguel Rojo

Ilustra: Carmen Segovia


Zeta es un zorra que vive en un hueco, salvaje, que corre constantemente y busca encontrarse más allá del resto de los animales que lo observan. Está viviendo un proceso de transformación. Ceto es un zorro hecho de aire, que la observa, que busca comprenderla en el vanidoso gesto de observarse a sí misma en la charca. Solo que para que dos extraños se encuentren, hace falta la voluntad de ambos, la necesidad de reconocerse en el otro, en el mundo del afuera. Este libro ilustrado no se trata únicamente de un relato alegórico acerca del espacio transformador de la adolescencia, sino que propone un texto poético a dos voces, a dos colores, que arman la historia en sincronía. Es un ejercicio estético, una propuesta literaria en donde la palabra, las voces, y la configuración del diseño, también enuncian intenciones. Carmen Segovia, ilustradora que repite en la lista, sorprende con un trabajo donde se ve su identidad gráfica, aunque expuesta de forma distinta: el uso de fondos rojo como propuesta al diálogo siempre equilibrado entre la naturaleza, lo onírico y la relación de lo animal con lo humano. Este es un libro profundamente conmovedor, que da inicio a la colección Libros que Ni Pintados, álbumes gráficos que comenzará a publicar la editorial.

"Zeta vive en el hueco de un árbol que tiene una trampilla que da a un túnel que llega a una gruta que baja a un tobogán que desemboca en una escalera que sigue a una cascada que acaba en el centro de la Tierra. Allí, junto al calor del fuego, Zeta ha hecho su hogar. A veces lo presiente a la vuelta de una acacia".
 

CALEIDOSCOPIO

Brian Selznick

Traduce: Miguel Trujillo Fernández

SM, 2021


James se sube a un barco, cruza una espesa selva, conoce al Rey de la Luna y lucha una batalla que dura quinientos años contra los soldados del Sol y las arañas de Marte. Y así, incluido este instante, ocurren veinticuatro relatos cortos. Ocurren, porque están allí, pasan. De esto va el libro, de una serie de espacios, seres y objetos (bibliotecas, jardines, llaves, casas, hielo, crisálidas) que se cuentan aparentemente de forma aislada, como fragmentos de un caleidoscopio que el lector va cambiando para entender este universo. En estos relatos, que pueden leerse de forma aislada, como misteriosos y evocativos lugares de provocación para la imaginación, también ocurre un diálogo entre dos personas, unidas más allá de la memoria o el espacio. Este diario registra los sueños de estos dos personajes, a ratos extraordinarios, aventureros, raros, divertidos, mágicos. El libro es un ejercicio de reconstrucción narrativa, desde lo fragmentario, que el mismo autor hizo de una obra previa, mientras transcurría el inicio de la pandemia. Es la mirada de un mundo que parece quebrarse pero no deja de ser bello. Las ilustraciones, en carboncillo, solo buscan evocar imágenes de los relatos, a la par de crear una propia línea discursiva interna con la idea del caleidoscopio como objeto y posibilidad.

"-Estás diciendo que no crees en los genios. -Sí. -¿Y en los elefantes? -¿Qué pasa con ellos? -¿Crees en los elefantes? -Pues claro que creo en los elefantes. -¿Por qué? -¡Porque ellos sí existen! -¿Alguna vez has visto a uno?"
 

VIENDO EL FUEGO DESDE LA TERRAZA

Jairo Buitrago

Ilustra: Israel Barón


Gabriel es un adolescente común, con sus angustias, su cotidianidad, sus amores, su vida aparentemente normal. Una mañana cualquiera, de mitad de semana, llega al colegio junto a su hermano Sergio para enterarse que hubo un ataque en el centro de la ciudad. Esto más que un conflicto, representa una oportunidad, pues tras una serie de obstáculos no le queda más remedio que acompañar a Manuela, la chica que le gusta, a llegar sana y salva a su casa. El inconveniente está en que ella vive cerca de la Plaza Bolívar, en el centro, y transcurre la mañana del 6 de noviembre de 1985 mientras ocurre la toma del Palacio de Justicia en Bogotá. Esta novela traduce la rutina heredera de los estados en crisis, la forma natural, sobria y, muchas veces, divertida, en la que la vida sigue transcurriendo en las personas a pesar de que los acontecimientos históricos sean los protagonistas. El foco de esta novela no está en incluir el temario de historia, sino que ahonda en la realidad de sus personajes, sus angustias, superficiales o profundas, sin distinción ni cuestionamiento. Aunque esté narrada en primera persona por Gabriel, el autor no abandona el retrato de sus personajes a través de los diálogos, de esa mirada, muchas veces ingenua y tierna, de su propia realidad. Una novela de intención amorosa, de vida cotidiana, de personajes que se ven obligados a evolucionar en medio de las circunstancias y como estas alteran sus aspiraciones, por simples que parezcan. La ilustración tiene intención de acompañar, recrear y aportar contextos, espacios y detalles graciosos como el Gizmo sobre la cama.


"-¿Tus abuelos? -pregunté extrañado. -Adentro, no oyen bien, es decir, son sordos como tapias, a lo mejor no se han enterado de nada. Sergio y yo nos miramos. No era posible que no supieran nada. La guerra estaba afuera".
 

LOS LADRONES BUENOS

Katherine Rundell

Traduce: Begoña Hernández Sala


Jack Welles ha sido estafado por Victor Sorrotore, un peligroso hombre vinculado con la mafia. Jack está apunto de perder su hogar, un castillo que su excéntrico bisabuelo trasladó de Francia a New York. Sin embargo,

Vita Marlowe, nieta de Jack, es quien vendrá a su rescate. Esta joven inglesa que recién llega con su madre a New York, encuentra formas arriesgadas para poder confrontar a ese estafador y restablecer el orden en la vida familiar. No es un plan que nace de la nada, ella guarda algunos secretos dentro de su agenda. Solo que, para alcanzar semejante misión, necesita encontrar una pandilla dispuesta a enfrentarse a los peligros de la misión. Se van sumando al equipo, algunos jóvenes marginados, como Seda, una astuta carterista y Arkady y Samuel, dos aprendices de circo, que no nacieron para estarse quietos. Una novela de amigos, con una aventura divertida, trepidante, capaz de cuestionar a la sociedad sin renunciar a la utopía de un mundo distinto.

"Cuando volvió a abrirlos, sus ojos eran los de un hombre que había deambulado por una tierra árida y que, contra todo pronóstico, había redescubierto algo semejante a la abundancia.”
 

NIMONA

Noelle Stevenson

Traduce: Gonzalo Quesada

Astiberri, 2021


Nimona es muy divertida. Quizás es una cualidad que poco se contempla en su oficio. Y es que esta joven aventurera es la nueva compinche que la Agencia le adjudica al villano de turno. Ella debe ayudarlo a que sus fechorías sean más contundentes, elocuentes y contemporáneas. Que al menos su impacto sea real. Por el contrario, Negrocorazón, explora su lado más tierno para evitar que las tremendistas propuestas de esta joven sin límites se lleven a cabo y ocasionen un caos innecesario. Por supuesto, que aquí falta un detalle importante: Nimona es también una metamorfa. Es decir, tiene la capacidad de poder transformarse en cualquier ser vivo. Lo hace de una forma tan natural, que lectores y personajes deben estar muy atento para no caer en sus trampas. Nimona es un personaje que la autora hizo como trabajo de clases a sus veinte años y que se transformó en un exitoso webcómic. El trabajo gráfico, bastante tradicional no busca innovar, sino centrarse en el desarrollo del personaje, quien logra una interesante narrativa visual en el momento de sus transformaciones. Publicada ahora en formato libro, esta novela gráfica contiene al personaje más impulsivamente actual e ingenioso de la toda la selección a pesar de estar en medio de una aventura épica.



 

VECINOS

Kasya Denisevich

Traduce Elodie Bourgeois Bertín

Juventud, 2021


NUESTRO FAV DECISIÓN JOVEN


Te mudas. Llegas a una casa nueva. No conoces a nadie. Empiezas a ver a tu alrededor, a entender el espacio, a entender tu lugar en el mundo a partir del otro. Ver al vecino, saberte vecino. Esto es lo que le ocurre a la protagonista de este álbum, una niña llena de preguntas acerca de su nueva vida, de ese nuevo estar y pertenecer. "Muy Amélie Poulain con ocho años", diría Ramón. Este álbum ilustrado rodea al texto (de cuidada traducción), con una estética detallista, un sereno uso de la paleta de colores con esa acuarela que da relevancia en los negros, blancos y grises. Apuntando al uso de un rojo y un amarillo que sirven de contraste, para enaltecer la voz de sus personajes.


 

Para esta selección, perfectamente puedes tener espíritu o competencias lectoras de doce o dieciséis años. ¡Vaya par de años más confusos estos!


SALVAJES

Antonio Ramos Revilla

FCE, 2021


Efraín tiene que encontrar, en muy pocos días, el dinero necesario para sacar de la cárcel a su Má. Esto mientras cuida de sus hermanos, Fredy y Marcos, en la parte más alta del cerro, en una colonia periférica de la Ciudad de México. Esta novela, poco complaciente, se adentra con dureza en la situación de precariedad de los personajes. Lo hace, lejos del sensacionalismo, como la exploración realista de la ausencia de los adultos en situaciones de riesgo. Esos instantes en las que el adolescente se transforma en el adulto sin tener las herramientas suficientes para llevar a cabo esa responsabilidad. A pesar de que las acciones están en constante y vertiginoso movimiento, es una novela dura, triste, que apela a la miseria como el marco referencial de Efraín. Están en constante tensión el hambre, la violencia, la explotación, la injusticia, el narcotráfico. Una novela muy bien estructurada y narrada, que no se vale de florituras para enunciarse desde donde lo hace, desde la precariedad y la voluntad de su protagonista.


"Uno debe cuidar las calles. Debe aprender a mirar. Debe sospechar. Todo es ruido. Todo es movimiento. Todo coche que sube por Montes Azules es peligroso. Se avisa si algún extraño merodea, si alguien anda "como perdido". Mirar. Guachear. Revisar. Medir el peligro".

 

EL CICLO DEL ETERNO EMPERADOR

Laura Gallego

Montena, 2021


Akidavia tiene un emperador que debe reencarnar cada mil años. Es el ciclo que debe cumplir. Muere y toda su divinidad vuelve a estar dentro de una persona que nazca en esos días. El Consejo imperial, como es tradición, va hasta una aldea a buscar al recién nacido en el que se alberga el emperador que, en este caso es una emperatriz, Vintanelalandali. Todo parece ir acorde con la tradición del pueblo, pero cuando ella cumple dieciséis años, edad en la que se exalta todo su poder, parece que algo no va bien. La tradición no avanza. En paralelo, también nos cuentan la historia de Kenan, un chico que nació también durante la Larga Noche, pero cuya vida está plagada de ausencia y de un profundo sentido de supervivencia. ¿Ambas vidas estarán realmente entrelazadas? Una larga novela de corte fantástico, con un universo complejo (mapa incluido) y una estructura narrativa tradicional pero no ausente de interés en el lector. Ambos personajes principales son una guía importante para la historia, tanto en su construcción identitaria como en la narración del libro. El uso de nombres largos e impronunciables más que rechazo, crean un reto y compromiso ante este nuevo y desconocido universo.

"Por eso adopto un nombre diferente en cada encarnación. Por eso debo dedicar los primeros años de cada vida a estudiar lo que hicieron, dijeron o pensaron mis encarnaciones pasadas. A recuperar todos mis conocimientos acerca del imperio que debo regir. A volver a aprender todas las normas, leyes y protocolos que regulan el uso de mi poder
 

CUETO NEGRO

Mónica Rodriguez

Lóguez, 2021


Cecilia va con su hermana Teresa y sus padres a un albergue en la montaña. Este lugar, en donde ella hace esquí, le ha servido también para conocer a otros niños. Solo que ese espacio del recuerdo, se verá empañado el fin de semana en el que se encuentre con Mario, más que su primer amor, el primer detonante del deseo. Escrita con la sutileza del recuerdo, Cecilia irá reconstruyendo una semana de exploración vital, en la que deja de reconocer su propia relación con lo infantil. El detonante, no sólo está en lo que le genera la cercanía de este chico, sino un disruptivo encuentro con un acto del que ella es testigo. Una situación tan comprometida como extraña, difusa, que va tomando forma a medida que avanza la trama. Y la obliga a fijar una posición inesperada, una decisión adulta. Una novela emotiva, sensible, que va conduciendo de la mano al lector a través de una narrativa del amor y del descubrimiento personal de una niña. Y que, de repente, invoca la extrañeza, el estupor y la indignación en su vida. A pesar de esto, la novela no se torna oscura, al contrario, nunca deja de sostenerse sobre el amor, también familiar, como fuente de apoyo para el avance de sus decisiones.

"Volví a tirar de la manilla y se abrió. La noche entró en el garaje, nos rodeó, nos empujó hacia fuera, helándonos. Cerramos la puerta con suavidad y echamos a correr en medio de la nieve, en medio del silencio de la montaña y del cielo alto y negro, completamente libres, solos. Enardecidos, furiosos".
 

TOKYO REVENGERS 1 Y 2

Ken Wakui

Traduce: Gemma Tarrés Guasch


Takemishi formaba parte de una banda en su juventud, y aunque era uno de los eslabones débiles, ese recuerdo lo acompaña constantemente a manera de triunfo, pues en su vida de adulto no ha conseguido ningún otro logro. Su vida corriente, de trabajos esporádicos, se vuelve más deprimente cuando se entera de la muerte de Hina, su ex novia de la adolescencia (y única novia de su vida), a manos de una organización criminal. Su vida dará un cambio radical en la estación de tren, tras ser empujado a los rieles. Ante la inminencia de la muerte ocurre un fenómeno temporal que lo transporta al pasado, a la secundaria. A partir de este momento, los viajes temporales se vuelven un aliado, para tratar de reconstruir su narrativa y evitar la muerte de Hina. En este proceso se irá deconstruyendo y ayudando a los otros, a transformar sus formas de llevar la vida. Aunque esto no será suficiente. Este manga de ciencia ficción, con tintes policiales, lleva ya tres números de su serie traducidos este año. Con una estética convencional, su impacto radica en la originalidad, en la reflexión y acción constante alrededor de la violencia juvenil y la contemporaneidad en cuanto a la representación de las relaciones de instituto. Esto, sin dejar de lado, el factor sorpresa a medida que avanza la historia.


 

CASO 63

Julio Rojas

Emisor Podcasting

Podcast de ficción, 2021


En el año 2022, la psiquiatra Elisa Aldunate recibe a un paciente particular. Un hombre, llamado Pedro Roiter, que aparece desnudo en medio de la calle. En sus testimonios, de aparente lucidez, Pedro afirma que es un viajero del tiempo, que viene del futuro para detener una pandemia peor que la del COVID, y que destruirá al mundo como lo imaginamos (o creemos imaginar) en la actualidad. La doctora Altunate no sabe si creerle o no a Pedro, al que llamara caso 63. El logro de esta historia es que uno, como oyente, tampoco sabe qué posición fijar ante esta visión de futuro, tan detallada, con la que Pedro nos induce a ayudarlo en su misión. Este podcast chileno comenzó su primera temporada en el 2020, generando una expectación absoluta no sólo desde el misterio, sino en la buena resolución del diálogo sostenido de ambos personajes, y de una historia futura tan llena de posibilidades, que generaba intriga y compromiso. Su segunda temporada este año, apostando más a una potencial historia de amor, baja el nivel pero sigue manteniendo el interés de aquellos que queremos conocer realmente quién es Pedro Roiter. Una sólida historia de ciencia ficción, repleta de actualidad, que hemos escuchado y analizado varias veces (y en distintos clubes de lectura) durante el año.

"-Mi trabajo es generar un futuro distinto y mejor. -Su vida por la de toda la humanidad. -¿No se tratan de eso las revoluciones? Hacer algo ahora que impactara a desconocidos muchos años después. -Nadie sabrá que fue usted. -¿Cómo sabe que soy el primero?".
 

LIKEO, LUEGO EXISTO

Isabel Meira

Ilustra: Bernardo P. Carvalho

Traduce: Teresa Matarranz

Takatuka, 2021


Abrir la conversación acerca de la relación con el mundo digital de forma objetiva, y más allá del videojuego, parece una misión imposible. Es decir, no hacerlo desde la falsa moral del adulto o la idea arbitraria del enemigo. Este libro es uno de los pocos que persigue nombrar los temas y detonar dudas sin respuestas. Dudas que requieren tiempo y que van madurando a medida que vas dándole espacio de análisis. Con esto no queremos decir que no fija posiciones, lo hace, cuestiona, duda pero no impone. Da información, contrasta ideas y argumentos, con fuentes comprobables, enlaces, recursos y proyectos para ampliar estas reflexiones. Este libro se dirige a los adolescentes, a una generación que no conoce la vida sin la virtualidad, pero sin idealizar el antes y el después de la humanidad. Habla de las redes sociales, de la interacción comunitaria, de cómo ha cambiado nuestras formas de comunicarnos (incluso post covid), con sus pros y sus contras. Reflexiona acerca de conceptos como la postverdad, los filtros burbujas. De la misma forma que dedica un amplio espacio al periodismo, a su historia, importancia y el impacto de las fake news en la nueva construcción social. Las ilustraciones que se funden con el texto, le dan una identidad al libro, una fuerza visual que colabora a una lectura mucho más amena aún cuando el tema no siempre lo sea.

"Si pensamos un poco, llegaremos a la conclusión de que la libertad y la información se necesitan una a otra, porque nosotros las necesitamos a ambas para tomar decisiones y dirigir nuestra vida de forma más consciente. La libertad también vive en los datos personales".
 

LA NOCHE ESTÁ LLENA DE PROMESAS

Jérémie Decalf

Traduce: Alvar Zaid

Thule, 2021


NUESTRO FAV DECISIÓN JOVEN


En 1977 la NASA lanza dos sondas, la Voyager 1 y 2, ambas con intención de explorar el sistema solar y acercarse a otros planetas. Ambas siguen operativas y llevan un disco de oro con información vital acerca de la humanidad. Este libro, humaniza este viaje. Un álbum ilustrado que atrae al lector y lo lleva a perderse en medio de la galaxia, en una impecable impresión en papel bond. Un libro infinito, con un texto breve, que se hace preguntas, pero que también nombra las cosas que la sonda es capaz de ver. La relación de este libro con los jóvenes que lo han leído, es bastante curiosa. Algunos lo abrazan, perdidos en las mismas dudas que estas sondas tienen, perdidos en medio de la nada. "Es como escuchar una canción de Billie Eilish", llegó a decir Daniela. Aunque su intención inicial parece anecdótica desde lo científico, el libro se traduce en un espacio nostálgico de identificación, de la pequeñez del ser humano ante la inabarcable realidad.


 

Dicen que a los dieciséis todo cambia. El "ser adulto" les pisa los talones. Sin embargo, aún falta y, según las encuestas, cada vez más. Ser joven es una condición cada vez más longeva.



TEMPORADA DE ROSAS

Chloé Wary

Traduce: Lucía Bermúndez

Astiberri, 2021


Bárbara es capitana del equipo de fútbol femenino de su barrio. Estudia Selectividad, tiene una relación complicada con su madre y lleva un intento de historia amorosa con Bilal. Lo más importante para ella es el fútbol, pero que continúe el equipo depende de las subvenciones del club, que solo quiere apostar al equipo masculino de cara al campeonato. Una novela gráfica que traslada la vida cotidiana de unas chicas de la periferia, de manera absolutamente natural, realista y sin temas forzadamente agudos sobre los cuales reflexionar. La lucha de su protagonista, es contra un estado incapaz de ver el talento que ellas tienen para un deporte considerado masculino. Visualmente colorida, atractiva, narrativamente luminosa, con un juego de viñetas que invitan al juego, a la sensualidad, a comprender el marco contextual de sus personajes. Sin clichés ni arquetipos. La autora presenta como parte de su biografía, el aprendizaje de dibujo que hizo de adolescente en el centro social y cultural de su ciudad, lo que demuestra una conciencia real sobre la importancia de estas luchas. Esta obra ganó el premio del público en el Festival de Cómic de Angoulême 2020. Una novela gráfica que retrata a la adolescencia con una profunda verdad.


 

CONFESIONES

Kanae Minato

Traduce: Rumi Sato

Nocturna, 2021


Advertencia, este es un thriller no apto para personas sensibles. Es una novela de suspenso, de venganza, de rabia. Incluso, algo perversa, en el retorcido recorrido que hace su protagonista: la profesora Yuko Moriguchi. Tras la muerte de su hija de cuatro años, ahogada en la piscina del colegio, la profesora decide renunciar a la clase. Lo hace no para poder digerir el trauma, sino para poder construir su plan de revancha contra dos de sus alumnos, a los que ella considera culpables de ese asesinato. Una novela oscura, que indaga, cuestiona y confronta la naturaleza humana, y lo que somos capaces de llegar a hacer y a ocultar. Porque todos guardan secretos que pueden hacer de la justicia, un camino real. Esta novela, que tardó en publicarse en español, había sido un éxito en Japón, merecedora de diversos reconocimientos y adaptada al cine por el director Tetsuya Nakashima. Es una novela compleja, retorcida, que confronta al lector e incita a muchos debates morales. A su vez, una lectura apasionante, llena de momentos inesperados, que obligan al lector a reconstruir la narrativa del personaje, y las ideas preconcebidas de la historia.

"Soy incompleta como mujer. Cuando escuché eso, una emoción aún mayor se apoderó de mí, más grande que la que había cuando nuestros ojos se encontraron por primera vez. Porque supe entonces que de hecho eras una auténtica muñeca viviente. Si fue un asesinato lo que hizo que mi ideal se hiciera realidad, entonces tenía que agradecer al asesino".
 

AZUCRE Bibiana Candia


En 1853, en Galicia, un grupo de jóvenes alrededor de los quince años, deciden dirigirse a Cuba con la esperanza de trabajar, ahorrar y poder ayudar a sus familias de las crisis que ha dejado el cólera en Galicia. Lo que nació como un ejercicio de esperanza, se transformó en una pesadilla. Este grupo de jóvenes fue vendido como esclavos, con la intención de sustituir la mano de obra africana. Inspirada en hechos reales, esta novela se aparta de los informes, las cartas perdidas a los familiares, para construir un imaginario en el que estas voces puedan traducir el horror de la circunstancia. No sólo confronta a dos mundos distintos, sino que humaniza el relato, desde voces que conmueven. Este ejercicio estético de reconstrucción es poderoso, atrapa al lector, y lo conduce vertiginosamente a una historia que aunque está plagada de injusticias, no es capaz de abandonar.

"Yo quiero bailar aunque este cuerpo no me deje ahora, aunque esté aquí prendido como un animal".
 

EL QUICIO

Elisa Victoria

Ilustra: Mireia Pérez

Bruguera, 2021


Nuestra protagonista tiene trece años, e inicia este largo monólogo en busca de entendimiento. No por parte del otro, sino de ella misma. ¿Quién es?, ¿quién fue?, ¿quién será? Un hermoso tránsito discursivo por las inseguridades e inconformidades de la adolescencia. Justo en el medio de ese vacío, donde no se reconoce con la niña que aún es y tampoco se encuentra con esa pandilla del colegio que ahora se ha transformado: no visten igual, se comportan de manera distinta. Ella se siente apartada. Hasta ese día, donde la invitan a dar un paseo, y su crisis por encajar, por saber si es capaz de pertenecer y de ser, la obliga a cuestionarse absolutamente todo su mundo. Una novela introspectiva, profundamente honesta, emocional, tierna. Con ilustraciones nada complacientes, bastante conceptuales, al mejor estilo fanzine, que ilustra la complejidad del pensamiento de esta narradora. Un ejercicio estético que visita la humanidad del vacío adolescente en tránsito. Eso sí, me queda la sensación de que a veces resuena tan cerca a su realidad, que esta representación puede que no sea lectura fácil.

"Pero yo tengo trece, no tendría que estar pasando por mierdas, al contrario, se supone que la vida debería ser dulce, los mayores no paran de repetir eso, debería estar descubriendo cosas bonitas, no tengo trabajo, no tengo hipoteca, las aprobé todas en diciembre y las voy a volver a aprobar en Semana Santa, mi piel es suave y tersa, no tengo arrugas ni canas, pero de algún modo envidio a los cuarentones deprimidos porque pese a los problemas que acarrean, de un modo u otro, todos se han dado un beso con alguien y eso a mí nunca me ha pasado".
 

DOCUMENTAL "QUÉN LO IMPIDE"

Dirigida por Jonás Trueba, 2021


Más que un documental es un importante registro de la memoria. Recoge, de forma natural, las ideas de una generación que nació y se hizo mayor de edad en este siglo. A partir de distintos testimonios, aislados, libres, sinceros, el director Jonás Trueba muestra y conversa con un grupo diverso de jóvenes en España que cuentan sobre su idea de la vida, el amor, la sociedad, la juventud, el crecer en estos tiempos. Se nota, además, como el ejercicio de confianza en el registro va a aumentando en aquellos que son interpelados. Se nota en el humor, en las ideas críticas alrededor de la política, en el arrojo de mostrarse tal cual son ante una sociedad que los juzga constantemente. Vale la pena abrir más canales de este estilo, que nos permita escuchar a los jóvenes fuera de las ideas preconcebidas.



 

VÍDEOS DE YOUTUBE TINY DESK (HOME) CONCERTS

NPR Music


Los Tiny Desk Concert existen desde el 2008, pequeños recitales de músicos en directo, propuestos por la el servicio de radiodifusión pública de los Estados Unidos. Sin embargo, desde el 2020, motivados por la pandemia, llevaron el proyecto a otro nivel. Tiny Desk (Home) Concerts, invita a los artistas a llevar a cabo sus recitales desde casa o en algún espacio que ellos elijan. Artistas como Olivia Rodrigo, Billie Eilish, Dua Lipa, Lizzo, Camila Cabello, Karol G, Natalia Lafourcade, Ozuna, Sting, C. Tangana, entre muchos otros, forman parte de estos pequeños recitales de quince minutos. Vale la pena acercarse y disfrutar de la música de estos artistas, sin tanta postproducción, edición y en directo.


 

ANÍBAL PERRO FANTASMA

Joaquín Camp


NUESTRO FAV · DECISIÓN JOVEN


"Aníbal es un perro adorable", decía Lorena. Como ella, muchos de les jóvenes que tuvieron la oportunidad de leer este libro, se divirtieron con las ocurrencias de este perro que, tras un accidente con un sábana blanca, se descubre fantasma... "Es que no va de un perro, esto trata de un fantasma muy adorable", aclaró Mark que, incluso, leyó en voz alta el libro para compartirlo con el resto del grupo.


A todes les daba ternura no sólo el errático accidente, sino ese forma que tenía Aníbal de adaptarse a su nueva circunstancia. Explorando su nueva identidad, con convicción y buen ánimo.


Un álbum muy divertido, colorido, con acuarelas (irónicamente) muy llenas de vida. Este álbum traslada al lector a la experiencia de ver ambos puntos de vista en las travesuras de una posible mascota fantasma en un entorno iluminado. Por un lado el lector sabe lo que vive Aníbal, y por el otro cómo lo ven el resto de personas y animales.


Y no importa lo que crea la sociedad, Aníbal está dispuesto a vivir en esta nueva forma, a menos que sus viejos afectos lo llamen de vuelta. Como su pelota de juguete, el amor inseparable de su vida perruna.


Tal vez un perro fantasma no pueda vivir sin amor.


 

Libros, material informativo, manifiestos, proyectos culturales, que queremos dejar a disposición de los interesados en la lectura y la mediación.


EL REINO DE LA POSIBILIDAD

Yolanda Reyes

Lumen, 2021


En este breve libro de ensayos, Yolanda Reyes explora una serie de cuestiones, no solo a raíz del inicio de la pandemia sino a pesar de ella. Transcribe su propio debate interno acerca de la primera infancia, las emociones, el rol de la mujer en la cultura, los estados en crisis y, con especial interés, el diálogo intergeneracional. No solo se trata de contrastar sus ideas, sino de que su lirismo te hace más cercano el viaje. Uno de los libros más atinados y bellos que leí en el 2021.


 

FICCIÓN DIGITAL EN LAS BIBLIOTECAS

Lucas Ramada Prieto

Autores los textos de las experiencias:

Anna Bertran Tomás, Íngrid Blanch Llovera, Isona Borja Fernández, Jordi Bosch Canalias, Maria Brioso Delgado, Joan Garrigó Lario, Glòria Gorchs Portero, Sergi Portela Villalón, Laura Sánchez Lara, Teresa Sauco Álvarez, Núria Sorribes Claramunt


El trabajo colectivo que diversas bibliotecas y sus bibliotecarias hicieron en 2020 en Barcelona, España, a partir de la Laboratori de Ficcio Digital Infantil y Juvenil dirigido por Lucas Ramada Prieto, es uno de los ejemplos más interesantes de comunicación en red. Este documento, de acceso gratuito para todos los interesados, explora no sólo el concepto de ficción digital, sino que lo traduce en el campo de la biblioteca como un centro de oportunidad. Narra experiencias, recomienda juegos, se proponen formas de detonar conversaciones literarias a partir de la experiencia videolúdica con la infancia y la adolescencia. Es una fuente de aprendizaje necesaria, para acercarnos a esos otros campos de los jóvenes y su relación actual con la ficción. Pueden descargar aquí: FICCIÓN DIGITAL.


 


LA BIBLIOTECA IMAGINADA · Gonzalo Oyarzún

UNA LLAVE, UN MAR, UN PUENTE · Carola Martínez Arroyo


La colección Lectura, Biblioteca y Comunidad se alimenta con tres nuevos títulos, que ponen en cuestionamiento diversos ámbitos de la lectura como profesión. Por un lado, Gonzalo Oyarzún propone un diverso panorama bibliotecario, en donde el espacio se transforma según las necesidades de la comunidad, entendiendo las incidencias sociales y económicas; usando de ejemplo e inspiración, experiencias de diversos países. Daniel Goldin, en sintonía, cuestiona al espacio público, a la cultura escrita, al acto político de la transformación de las bibliotecas. Carola Martínez Arroyo, entra mucho más a fondo, para pensar en esa otra arquitectura de la biblioteca, la de la selección y la mediación. El ejercicio comunitario de entender al que lee, al que acude a una biblioteca y, así mismo, asistir estas necesidades desde la ética, el compromiso y la conciencia. Los tres libros son de lectura gratuita, si hacen clic en las portadas, podrán tener acceso a ellos.


 

MANIFIESTO POÉTICO/POLITICO POR LA INVESTIGACIÓN EN LA BIBLIOTECA PÚBLICA

Teresa Avedoy

Ilustra: Juan David Quintero Arenas

Tragaluz, 2021


Un manifiesto provocador, no solo en cuanto a propuesta, sino en imagen y diseño. Una enumeración consciente de las necesidades de las bibliotecas en la actualidad, no solo para su renovación sino para insistir en la evolución de su significado. Entender a la biblioteca como espacio social, proyecto cultural y agente político para insistir en su poder transformador de comunidades.

 

EL CHAVO DEL OCHO

Juan Fernando Hincapié


Con la colección Primera Temporada, esta editorial propone una revisión escrita por autores hispanohablantes, de algunas de las series de mayor impacto en la televisión (Six feet Under, Sex and the City). Entender, de manera profunda, la razón del éxito de estas narrativas dentro de la sociedad. Este año, suma el análisis de un producto mainstream latinoamericano, que impactó profundamente a la infancia de varias generaciones. Este ensayo escrito inicialmente desde la admiración, profundiza en la estructura de la obra de Roberto Gómez Bolaños, en sus aciertos y desaciertos, pero ante todo conduce su mirada hacia el chavo del ocho como un personaje que traduce en humor esta realidad social en Latinoamérica, con la que los espectadores empatizaban, se reían y enternecían.

 

Antología crítica de juego 2017-2021

Hugo Muñoz Gris


Recopilación de varios de los textos críticos que Hugo Muñoz Gris ha publicado acerca del videojuego en distintos medios digitales. Facilita el mapeo de estos análisis ante la hiperactividad de publicación contemporánea. En esta extensa antología analiza de Proteus a Hitman, pasando por Zelda, con un amplio conocimiento de la producción videolúdica. Con artículos más sesudos que otros, este libro sirve de acercamiento a los que quieren explorar más a la crítica del juego. Además que aporta muchas referencias lúdicas interesantes para explorar.


 

María Alejandra Bello

Melissa Nahmes



Durante los últimos diez años, el proyecto cultural ¿Qué leer? en Venezuela, ha construido una sólida, fiel y enorme comunidad lectora de todas las edades. Aunque su alcance sea a nivel iberoamericano, nos enfocamos en el trabajo que han llevado a cabo en un país tan cambiante como Venezuela. Este proyecto ha sido capaz de adaptarse y transformarse en la realidad social y económica del país; sin dejar de comprender los cambios que el mundo virtual ofrece a la sociedad a nivel mundial. Siempre exploran nuevas posibilidades, innovan, y son conscientes de ser una fuente de trabajo para aquellos que trabajan con la lectura. Un proyecto plural, que evoluciona e integra siempre a otros proyectos e instituciones, para poder ofrecerle variedad y oportunidad a los integrantes de su comunidad. Sus charlas, cursos, clubes de lecturas, talleres, buscan mantener el diálogo activo alrededor del libro.


 

PAPELES SUBTERRÁNEOS

César Prieto, Abel Cuevas y Manuel Moreno


Un fanzine de fanzines. Literalmente, es un libro de gran formato, a todo color, que recoge a los fanzines musicales en España desde la época de la transición hasta el actual siglo. No es un libro de ensayo, sino un archivo de la memoria, en donde se registra variedad de estilos, propuestas, y un visionado de la evolución del fanzine musical en España.



 

DISCORDIA

Nani Brunini

Limonero, 2021


NUESTRO FAV · DECISIÓN JOVEN


Dos personas inician una conversación. Ambos suben el tono. Cada uno quiere fijar su posición sobre el otro. La discusión, hecha imágenes a dos tonos (y que sí, al principio nos trajo flashes del libro Azul y Rojo de Mireya Tabuas), comienza a desbordarse. No hay palabras. No son necesarias porque las poderosas imágenes se van transformando en este monstruo sin identidad que los engulle a todos, culpables o no. O sea, la representación gráfica de una conversación en twitter. En medio de la oscuridad, deciden organizar sus ideas, y construir a través de imágenes posibilidades para salir del monstruo y, con suerte, del desacuerdo que los arrojó a ese foso. Ese libro, según Sofía, debería estar impreso en tamaño cartel y ponerlo en distintos lugares públicos para entender el poder que tiene el diálogo en la construcción de comunidades. Un álbum sin palabras, estéticamente poderoso, al que no le hacen faltas las palabras para poder hablar de ellas. Inteligente, mordaz, elocuente y pertinente en esta actualidad de tantos polos enfrentados.


 


LIBRO ARTE "KHAMEKAYE"

Paula Anta


Este libro recoge las imágenes de una exposición fotográfica sobre figuras que se encuentran en la costa senegalesa. Khamekhaye, en la lengua Wolof significa hito. Un acontecimiento definitivo, un punto de encuentro. Estas estructuras, construidas a partir de diferentes objetos, muchos de ellos basura: redes de pesca, desperdicios, ropa, troncos, algas, incluso objetos como teteras o televisores; van tomando forma a medida que la sal y el viento las ataca. El ojo humano es capaz de ver en ellas no sólo una posibilidad de encuentro hacia alguno de los pueblos cercanos a la costa, un faro, un anuncio; sino que también es capaz de construir figuras fantásticas, seres con vida propia, que habitan cerca del mar. Como la foto a continuación, titulada: Maam bu Jiguén (Abuela), tomada en 2018. Comparto este libro no sólo porque dicha exposición me marcó durante todo el año, y la usé en distintas charlas, clases y clubes; sino también por lo que significa. Quizás es hora de empezar a tomar restos del caos que somos, del caos de esta sociedad, y empezar a darle forma a esas piezas, darle humanidad, calidez y un punto de encuentro para nuestro baile de aves tenga un lugar al que llegar. Un referente desde el cual podemos seguir construyendo nuestra propia idea de humanidad.



 
 

“Es en el dominio de la lengua escrita donde los niños tienen más oportunidad de ejercer sus responsabilidades, cuando administran una biblioteca, confieren un premio literario, como en el Salón del Libro de Montreuil, o cuando ellos mismos redactan para un periódico o una publicación. El futuro del siglo XXI está en manos de la generación que se está formando. Esperemos que esta interiorice los valores fundamentales como son los derechos del hombre para poder edificar sociedades más justas y respetuosas para todos los seres humanos.” (2004: 146) Marie-José Chombart de Lauwe*

De niño jugaba a ser el Coyote. Tenía una lata de leche en polvo vacía llena de artículos absurdos que servían de trampas para un Correcaminos que sólo veía yo. En casa era asunto de preocupación, no sólo por suponer trampas con ligas, un cepillo o soldaditos de plástico, sino también por ver animales corriendo a través del apartamento. Además, mi madre desconocía la razón de porqué me gustaba parecerme a un animal que hacía triquiñuelas, vivía en el desierto y en definitiva era un gran fracasado. De niño, casi toda fantasía me era aceptada, pues a la larga no estaba mal intentar trampas marca ACME, mientras tuviera claro que la realidad distaba de esos artilugios animados. Me fijaron límites, pero nadie me dijo lo que estaba mal, me dejaron ser. No fueron sino las acciones de mis padres, de algunos profesores y de mi hermano mayor, lo que me dieron aquello que llamamos integridad.


Mi profesora de primer grado –y casualmente la profesora de mis tres hermanos-, se llamaba Miriam y era uno de los seres más duros que conocí. A veces halaba las patillas o daba reglazos en la palma de la mano, acciones que hoy son vistas con horror, pero que para mi época eran fórmulas del Coyote para apaciguar el paso fugaz de un Correcaminos desbocado. No creo que nadie que pasara por las manos de Miriam -siempre con las uñas pintadas de rojo chillón-, pudiera decir que fue víctima de maltrato, sino más bien de un cuidado intenso. Ella nos hizo más tierna la mirada al libro de caligrafía Mi jardín, nos enseñaba a escribir, leer, sumar, jugar y sobre todo a vivir la infancia. Nos contaba historias, y nos protegía a su manera. Miriam se robaba por unas horas el rol de madre, y todos siempre estuvimos agradecidos de sentirnos adoptados y queridos. Con esto no digo que el golpe sea el medio educativo más efectivo, tampoco creo que lo fuera en mi época -y de ser padre evidentemente no lo aceptaría-, pero me sirve para adentrarme a revisar cómo cambió la mirada hacia la infancia.


Cuando se acuñó la infancia como concepto cultural en la historia, durante la imprenta, se separó a los niños en grupos sociales y se escolarizaron, para bien o para mal, con las lecturas que estaban al servicio de los valores específicos que le servirían únicamente a la familia o la religión que profesaban. Es decir, que el nacer de la niñez no fue tan inocente. En Inglaterra, por ejemplo, se buscaba moldear a estos pequeños jóvenes según su estrato, para que fueran seres sociales políticamente convenientes. Los niños eran vistos por los adultos con la idea romántica de seres puros, etéreos, ligados a la bucólica naturaleza que luego hay que (re-) formar. La infancia, más que la edad de oro, era una gran utopía. Eran como los hermanos Darling, una pequeña semilla de la adultez, sólo que en ellos estaba el intrínseco deseo de formar parte del clan Peter Pan, pretendiendo otras formas de vida que nos superan a los adultos. Fue así, que al escolarizarlos a conveniencia de un resultado final, los niños pasaron a tener obligaciones y responsabilidades, a representar un rol social establecido, pero no tenían ni siquiera derecho o razón de cuestionarse. Se trata de algo que se ve más claramente si pensamos, por ejemplo, en la dificultad, complejidad y variedad que tienen las representaciones de la niñez en el arte para mostrar la esencia de la misma. Mucho más en sociedades que siempre estuvieron llenas de grotescas realidades través de su historia.


A razón de esto, otra profesora importante, Gina Saraceni, nos reveló durante el máster una interesante representación de lo infantil en zona de conflicto con la película Las tortugas también vuelan. Bahman Ghobadi, su director y escritor, nos retrata la crudeza de la infancia de un pueblo kurdo que negocia con minas antipersonales actuando como adultos. Los niños tratan de ser pequeños reflejos de su gente para poder sobrevivir, pero con la necesidad aún inocente de superar estas acciones y ser niños. Como ésta, puedo citar varias películas y libros que retratan con honestidad cotidiana la mirada del niño, pero en medio de todo este periplo quiero centrar mi lupa en Venezuela como un emblema de lo que se llama la infancia corrompida. Y no sólo hablo del cerro, en plan Malula concejal, hablo de distintos estratos que están ligados a la violencia como método de subsistencia. Es la prolongación de una guerra fría, donde la viveza se nos hizo impune.


En las últimas semanas todos están horrorizados por la foto publicada ante el presunto –y es que toda circunstancia en el país está vista bajo sospecha- acto teatral antibélico realizado por el colectivo La Piedrita en el 23 de enero, una de las zonas populares de Caracas. Medios oficiales y adversos al gobierno, a su manera, han satanizado el acto, algunos acusándolos de injuria y otros creando bulla alrededor de la foto. Se insinúo que el acto de las armas no era un problema, sino que el conflicto radicaba en que los medios mostraran dicha foto ante la opinión pública vulnerando la imagen del niño. La defensora del pueblo, por su lado, salió pidiendo que no se politizara la imagen de estos niños, por el otro, algún precandidato de la oposición anunciaba que elevaría la denuncia ante la Unicef. Nuevamente todo se convertía en un discurso político, en apariencia, ecuánime.

Tengo muy malas noticias, desde que empezó esta extraña campaña por quién tiene el coroto –hace muchos años- se ha usado la imagen del “niño” como parte de un ardid publicitario. Candidatos que cargan bebés, niños que recitan coplas, pequeños indígenas que danzan en un acto cultural para el presidente de turno. Y particularmente en este gobierno, a sus maneras, se tiene la imagen del niño a conveniencia. Son como la prolongación de aquella cuña de navidad de RCTV donde Tomás Henríquez hablaba con el cándido niño Juan Carlos Lares. Don Tomás fue una imagen paternalista para el televidente, el Dios negro, un mesías que metaforizó en aquella cuña el papagayo roto del niño con el país en crisis. A la ausencia del Pobre Negro mediático, tenemos al mandatario de turno como un nuevo mesías que sólo habla de papagayos por arreglar y usa el mismo discurso de anteriores años, patentado con nuevo envase un tanto más agresivo. Por lo tanto, empuñado en la sinceridad, me parece tan grave, en ese sentido, que un niño lance coplas partidistas en un encuentro político, como la polémica foto de los fusiles. Y eso por no citar la impunidad indolente en el caso de Dayan González, que hizo alzarse al pueblo de Guanare, el caso de los hermanos Faddoul que conmovió a Caracas, los videos sexuales de los liceístas, los bebés muertos en la Maternidad Concepción Palacios, o en suma todas las noticias que pasan bajo cuerda en el cuerpo de sucesos durante los últimos años: niños de la calle, suicidios infantiles y juveniles, embarazo adolescente, inserción a la delincuencia, drogas, maltrato, violencia escolar, niños a los que obligan prácticamente a la fuerza a ser de una manera u otra, o aquellos que mueren porque la delincuencia así lo dictamina. Todo pasa, sin lecciones ni justicias claras. No hay límites, sólo pasa. Lo importante es que no haga ruido. Es entonces en este intento de reconstruir la historia dejando espacios en blanco donde veo el problema. No existen verdades absolutas pero tampoco lecciones por aprender.


Analicemos la foto: los fusiles pueden que no sean reales, porque un niño a esa edad no podría cargar de manera tan firme un arma tan pesada. O quizás sí, habrá que averiguar con los campamentos de la FARC, o en los desiertos de Irán. Pensemos entonces que realmente es una obra de teatro, buscando dar en el desarme la posibilidad de paz. Supongamos, si de ser ingenuos se trata, que este grupo de ex guerrilleros, a pesar de tener una estatua de Marulanda por la zona, pretendían darle a estos niños un discurso pacifista. Se pueden otorgar todas las dudas posibles sobre lo que ocurrió ese día, y es que la realidad de ese colectivo quizás sea compleja –aunque a mí sus formas me resulten personalmente reprobables-. De dónde nacen, cuáles son sus motivaciones, y en qué punto la incitación de la revancha los puso sobre la palestra pública. El problema va más allá de la foto, de la persecución a Valentín Santana, o de lo que diga o deje de decir el presidente. De nada sirven las palabras que condenen o acusen para que luego se tomen acciones de comiquita marca ACME, el problema está en que el entorno sigue enviciado de un discurso que no sólo incita a la violencia, sino a patrones morales que distan del respeto.


Centrémonos ahora en el telón de fondo de la foto: la pared. No deberían preocuparse por lo que la opinión pública sienta o piense con respecto a la foto, sino en lo que los niños de la zona sienten o suponen al ver el mural que forma parte de su cotidianidad, lejos de ninguna representación teatral. Es esta imagen que fusiona referentes y acercan al niño a una mirada caótica de la vida. Está por un lado la imagen del niño Jesús en brazos de la virgen, con un fusil que les flota cerca de la mano. Justo al lado, Cristo de adulto, con rostro de venganza marca Chuck Norris, empuñando el arma junto al mensaje: “La piedrita. Venceremos”. Los niños de la comunidad están creciendo en una forzada zona de conflicto, como si tuvieran que estar alertas de archienemigos imaginarios. La delincuencia, por ejemplo, pasó a formar parte de estatus quo de su sociedad, y ahora el adversario son los otros, aquel que no vemos: lo desconocido. O sea, el texto del muro nos dice algo, ¿pero dónde dejan los subtextos? Este país se transformó en un gran libro álbum, las palabras siempre quedan en suspenso mientras las imágenes nos cuentan otras historias. Es acá donde caemos en la gran diatriba de amor contra un país sentado. Somos como una gran obra de teatro, un artificio de lo que queremos ser y lo que otros anhelan que seamos. Nos quedamos con la superficie, pero nadie le dice a esos niños que tienen el derecho a pensar. Estoy seguro que nadie le preguntó a esos niños si querían tomar un fusil y hacer esa obra, o más bien representar La pulga y el piojo. O escribir su propia obra, sin profesores que los cuestionen. Sólo los querían allí, bonitos y callados, para tomarle la foto y darles la lección del día. No piensen, no hablen, pónganse la pañoleta en la boca y dejen la mente en blanco.


Pero no les alcanzó el silencio, y como todo en este país es a base de improvisación, vino después del escándalo aquel nefasto video justificándose por la foto. Estaban las maestras con los niños cantando acompañados de imágenes de Bolívar y alguna foto del presidente. Tres de ellos tenían el mismo libro en la mano: la constitución, dos en sus versiones comentada e ilustrada. Sin embargo, los medios seguían deteniéndose en el escándalo, en aquel sospechoso hombre sacado de las telenovelas de Martin Hahn que aparece por detrás a llevarse algo, que yo aún no logro distinguir como un fusil. Así que bien, se hacen primeros planos, acercamientos, se pone lenta la imagen, y yo sólo puedo enfocarme en la franela de Bob Esponja con rostro enojado en el cuerpo de uno de los niños que canta animado. Veo por primera vez que esos niños no pertenecen a esa obra que están representando para el video. Y lo peor llega al final, cuando la profesora se excusa hablando de la violencia que viven los niños de Libia o Irán, los de los barrios de Caracas, y nunca explica a qué vino todo ese acto de los fusiles, cerrando ridículamente con aquel “vivimos y venceremos” tan de borregos con el que aplauden. Los niños, al igual que nosotros, quedamos sin entender nada.


Y sí, obviamente está mal lo de los fusiles. Y sí, es terrible que se use al niño como un fin político. Como también es abominable que a un profesor se le pague una miseria, o que al niño en la actualidad no se le invite a creer, se le lea un cuento y le den la oportunidad de imaginarse otros mundos posibles. Hablar de un concepto de país es ambicioso, porque la culpa de sus males nos implica a todos. No sabría decir si hay un origen del mal, esto no es el anticristo, pero sí existen silencios en la evolución de nuestra historia como nación, grandes y tormentosos silencios. Podemos ir a la Unicef con nuevas pancartas políticas, podemos considerar que nuestra forma de educar a los hijos es realmente la buena, podemos hacernos a la vista gorda, pero nos olvidamos de que el niño es mucho más que un ser inalterable. Una de las causas del distanciamiento con la niñez, está en la ausencia de cultura, que le den la posibilidad a estos niños de pensar que el mundo puede ser otro. De la noche a la mañana nos quedamos sin las ganas de imaginar, la realidad se nos hizo poderosamente tormentosa. Es mejor desconfiar, dejar de creer. Y eso también le ocurre a muchos profesores, aquellos pocos que aún se arriesgan a la paciencia de tener que amanecer, cobrar un sueldo ridículo, subir escalinatas, sortear robos, enfrentarse al programa escolar y llegar a lidiar con un niño que tiene la familia quebrada y un mundo tan abrumador que les rige el comportamiento. Y en esta lista pongo a los niños clase baja, media y alta, sin ningún tipo de distinción, porque la balanza tiende a irse a los extremos, sin darse cuenta que todos entran en el mismo saco. Estamos en la época del desanimo y de la apariencia. Ni todo está bien ni todo está mal. Por eso me arrojo a pensar que el niño está desprotegido, que cual película de ciencia ficción no le queda más remedio que acostumbrarse a lo que ven y a lo que tienen. Evadir la realidad es un acto suicida, y aquí estamos, de un lado y del otro, sin poner los pies en la tierra e inventándonos excusas en esta cultura del aparentar. Así que bien, de nada nos sirve llegar al siglo XXI, recrudecer la LOPNA, hablar de los derechos y deberes del niño, si al fin y al cabo son pequeñas voces mudas.


En Inglaterra, entre 1612 y 1614, varios hombres condenados a muerte pidieron el beneficio de clerecía, que consistía en perdonarles la vida al leer una frase de la Biblia al azar. Esto no sólo demostró cuánto había evolucionado la alfabetización para la época, sino que les daba la redención a través de la palabra –así como ocurría al contrario con el personaje femenino de El lector, a la que se le condena por la vergüenza que le daba reconocerse analfabeta en la época nazi-. Es que hay dos tipos de analfabetas, el que no sabe leer y el que sólo lee a través de un mismo raso. Y es que cualquier gobierno se puede vanagloriar del alto nivel alfabetización en los últimos años, pero no a cambio de unas doctrinas que siguen siendo gríngolas a la cultura. La educación nunca debe quedar como una deuda.


Cada vez es más difícil que los niños lean. Sienten una gran desmotivación que se irradia en el sistema educativo, en las familias, en el país. El estado de zozobra del que tanto alertaban en los barrios, es el mismo que se vive en cualquier zona del país. Caracas se transformó en ciudad Gótica, sin superhéroes. Me gustaría que todos pudiéramos redimirnos de esa cárcel leyendo una frase, que esos niños no tengan que someterse al fusil, ni al graffiti agresivo, ni mucho menos al bochornoso momento de cantar una cancioncita con una constitución en la mano. Dejarles el derecho a soltar esas constituciones por un momento, alejarlos de los gingles políticos sobre la revolución, y darles el beneficio de clerecía con Donde viven los monstruos o El cocuyo y la mora. Que ellos se paren y lean una frase que los salve de la estulticia humana, y les permita la oportunidad de liberarse de este círculo vicioso educativo.


Sacudirnos esta mirada longeva del niño y hablarles de la muerte, la violencia, las inundaciones, la delincuencia, la pérdida, el trabajo, sin vetarles esta posibilidad de conversar sobre lo que pasa sin buenos ni malos. Hacerles libros sobre el tema, sin ideologías políticas, sin esa intención de hablarnos de los pequeños guerrilleros o de la triste historia del mandatario, superar estos grilletes ideológicos y hablarles del límite y el respeto. La niñez no es ciega ni totalmente inocente, son personas con las mismas inquietudes que los adultos, sólo que sus relaciones de pensamiento van estrechamente ligadas a los referentes que adquieren en su crecimiento. Por eso deben leer, ver, debatir, compartir. No podemos derrotarnos y echarle solo la culpa a los grandes discursos centralizados, debemos forjar los pequeños actos que gestionen la cadena. Vamos a nutrirlos. El niño no es un títere, pero sí una esponja. Así como el Bob de la franela, con su cara de rabia, con ganas de hacer cualquier otra cosa menos cantar la cancioncita de maternal, quizás con ganas de buscar el fusil de plástico y jugar a los policías y ladrones –como hicimos todos alguna vez-, o jugar beisbol, o solamente estar fuera de ese video obligado. Y que ellos descubran hasta dónde llegan sus acciones. Lo importante es que conozcan el otro lado y sepan respetarlo.

Hace un par de años, a raíz de un concurso de cuentos sobre ciudadanía, trabajé con niños de sexto grado en un liceo. Ellos comentaban aburridos que se negaban a participar por tres razones:


1. El jurado era un grupo de gente mayor que no tenía ni idea de cómo era su realidad.


2. Ellos sabían que para ganar tenían que escribir sobre ayudar a una viejita a cruzar la calle.


3. Ese concurso siempre fue una excusa donde ellos no importaban, lo que interesaba era que el liceo quedara bien.


Me pusieron en un evidente aprieto, ellos tenían razón. Así que no me quedó más que ponerme mi traje de Coyote, sacar la vieja lata de leche en polvo vacía, y seducirlos a la palabra con artimañas que le enseñaban a ver en el concepto de ciudadanía otras definiciones. Al menos, por un momento, estos niños a los que les tuve no sólo cariño sino respeto, dejaron de ser un Correcaminos perdiéndose por las aulas del liceo, y más que un Bip Bip, dieron sus mejores ocurrencias. Ciertamente no sirvió de nada para el concurso, pero al menos nos invitó a pensar juntos otras alternativas. Aún en la calle me reconocen y me saludan con el respeto que les di a ellos, porque al fin y al cabo todo termina en lo mismo: tratarlos con respeto. Así como recuerdo que hacíamos con Miriam. Es por estos sanos ejemplos que, como dice Sergio Monsalve en su artículo sobre la polémica foto, “prefiero quedarme con los niños de Dudamel y Beto Arvelo”.


Sé que en Venezuela aún siguen existiendo profesores inolvidables, esos que nos enseñan a pensar en la vida, aquellos por los que uno sabe valorar que uno y uno son dos, dos para educar, dos para pensar, dos para respetar. No sólo el profesor, la familia educa mucho más y debe enfrentarse a la posibilidad de que sus hijos pregunten. No sólo se trata de responder, pero sí de entender, de ser íntegros con lo que somos y respetar los límites de ellos y de uno mismo. Crecer –a todas las edades- significa cuestionarse y no conformarse. Por eso hay días donde aún cometo pequeñas faltas, humanas como todas, y no pienso en mis patillas o en los chicotes, sino en el gesto cariñoso que sobre mi espalda hacía la profe Miriam con sus grandes uñas rojas, diciéndome que podía mejorar. Me quedo con su sonrisa afable, tan parecida a la de mi madre al llegar a casa. Y si por un momento, todo esa tierra inquieta e injusta nos lleva al límite de exigir un beneficio de clerecía para sobrevivir, que no me pongan la Biblia, que me abran La historia Interminable para pronunciar sólo un nombre que reinvente nuestra historia, y le de la oportunidad y el derecho al niño de imaginar en esta realidad cada vez más difícil. Como buen idealista, estoy convencido que los niños en Venezuela pueden hacer una mejor historia, al fin y al cabo es su derecho, pero primero nosotros debemos respetar nuestra historia para aprender a contarla.


*CHOMBART DE LAUWE, Marie-José (2004), “El niño ciudadano”. En María Beatriz Medina (coord.). Parapara clave. Giros y reveses: representaciones de la infancia a través de la historia. Caracas: Banco del libro, p. 137-146.

 
 

A Jenni.


Caracas. Domingo 17 de julio. 6:25 pm.


No podía dejar de pensar que era un apátrida.


Éramos en total seis personas luchando contra el resto de la ciudad. Subimos al centro comercial entre calles vacías, con fanáticos de la vinotinto que se congregaban ante las pantallas, esperando que pasara algo. Era como salir durante un toque de queda o un estado de excepción. El país se había paralizado. Sólo se oían murmullos de rebelión a través de las ventanas, las puertas, los rincones. Nosotros no formábamos parte de ese colectivo pues la desafortunada casualidad de mi hermana la llevó a comprar entradas para Harry Potter y las reliquias de la muerte parte 2 a la misma hora del partido. Un verdadero hincha lo hubiera dejado todo, pero ese no era mi caso, siempre fui más de ficciones que de deportes. Así que no dejé que nada saboteara mi camino al cine, cerraba los ojos y procuraba que esa tensión del juego fuera también parte de la batalla final que estaba apunto de presenciar. Quise imaginar a esas personas de la ciudad transformadas en magos que se escondían del mal, que conspiraban contra él.


Llegamos al centro comercial y a los cines, como si tuviéramos la capa de invisibilidad sobre nuestros hombros. Y es que toda la gente veía directo al campo, tensos. Era como cruzar a través de las gradas del campo de quidditch, rodeado de sus fanáticos ataviados del uniforme de la casa de Gryffindors. Cada uno de nosotros hizo su mejor esfuerzo en el grupo por no quedarse atrás, hipnotizado. Era difícil superar esta prueba y el primero en desertar fue el novio de mi hermana, quien prendado de la pantalla se unió a esta comunidad de espectadores. Luego se perdió un segundo compañero, y sin darme cuenta, hasta mi hermana se hizo de una poción multijugos para confundirse con el resto de la fanaticada. Parecía una cuestión de fe. Mi fe estaba en la pantalla del cine.


Minuto 34 — Cabezazo de Vizcarrondo: ¡Gol!


El centro comercial tembló. La gente corría, saltaba, gritaba… se abrazaba. Uno que otro desconocido se quiso por una milésima de instante (rara cosa en estos días). La gente encontró un motivo para aferrarse a la esperanza. La rebelión se había hecho una cruzada personal y épica, Chile era Voldemort -al que es mejor no nombrar-, y Humberto Suazo junto al árbitro Carlos Vera eran dos de los horrocruxes con los que debería acabar el ahora, mítico equipo. Quedábamos sólo dos de aquel osado grupo que pretendía ir al cine en tiempos de combate. Así que asumí dignamente al nerd que me apodera, y entré a la sala, dejando atrás este avance de la historia. Me senté en el asiento f2, y para mi sorpresa la sala estaba llena. No era el único, la fantasía aún tenía sus adeptos.


Se cerraron las puertas de la sala, tratando de acallar el escándalo que provenía del exterior. Se bajan las luces, una nueva tensión se respira en el lugar. Arranca la película: Tras el fugaz recuento de cómo Voldemort se adueña de la varita del saúco, se hace una pequeña intro, con la helada presencia del nuevo director Severus Snape, viendo a los alumnos entrar a Hogwarts. En su mirada podemos descubrir que algo lo tortura. Con esta entrada de la película, para los que leímos el séptimo libro sabemos qué se hizo un guión, en esencia, respetuoso. Y aunque en esta adaptación siguen existiendo algunos vacíos, eran sólo los espacios en blanco que deja Rowling para la literatura en un camino de evolución a medida que transcurrían los siete libros. Fue una saga que iba mejorando sus formas, sus retos literarios, y que cómo se repite en el cliché, reactivó la invitación a la lectura, no sólo de los adultos sino de los pequeños y jóvenes.


¿Literatura comercial para las masas o el nacimiento de un clásico?


Estas respuestas sólo las puede dar el tiempo. Sin embargo, sabemos que esta pasión que nació en el mundo muggle por sus habitantes mágicos, dio alza a una generación, les otorgó un discurso y una posibilidad de enganche. No sólo crecieron los lectores, sino unos personajes imperfectos, humanos, y con estos los actores de las películas, y así el campo de representación superaba de manera sorprendente todo imaginario posible en el inicio del siglo XXI. De esta saga, hay un lazo mundial, un discurso que aunque se construyó a partir de los referentes clásicos de la literatura fantástica, permitió un asidero a los noveles interesados. Fue como la apertura de Hogwarts, de un colegio en el que además se dieron miles de anécdotas de vida. Sé de niños que vendían lotería en la calle para luego ocupar sus tardes en la lectura de los libros; de padres que hacían de sus horas de comida una mesa de diálogo; de niños con oscuras realidades que veían un hogar en el conjuro patronus. Si volvemos al efecto de las películas o los libros, sus observadores iban armando las respuestas de la historia a través de un mundo en el que se reconocían, una única patria mágica, de encuentros con una realidad que les pertenecía, más allá de una escritora millonaria o una valla publicitaria. Haciendo uso del patrón de la novela de folletín (telenovela o series de televisión), ese formato en el que escritores como Dumas, Dickens o Flaubert, presentaron lo que ahora son grandes clásicos. No comparo la calidad, al menos no busco discutirla ahora, pero persigo revisar la respuesta lectora de estos libros. La estructura y el imaginario de los siete libros cobraron vida en un discurso unificador; peligrosos sí, cuando unifican sin libertad pero este no era el caso. Quién quería leerlos, los leía, y quién no, podía pasar de ellos. Sin embargo fue toda una generación la que se apoyó en este discurso, se apasionó por él. Y eso es lo que tiene la pasión, une mundos imposibles. ¿O no fue acaso la pasión lo que mantuvo unido a Snape con Harry luego de una saga de desencuentros?


El fútbol –como el quidditch- tiene esa extraña manía también, de hacer posibles los campos más absurdos de la irracionalidad humana. Vienen del mismo origen instintivo, con un talante comercial, pero no se cuestiona. Y si me preguntan, nosotros los muggles no podremos entender jamás qué clase de magia o conjuros se gestan en una cancha de fútbol, entre arquería y arquería. Si bien un país vive herido, o tiene una historia en entredicho o sin autoestima, de repente encuentra una identidad propia en sus logros, uniformes, acentos. Forman un universo posible y todo cambia. Pero no sé qué diferencia esta pasión futbolística mejor vista que el arrebato literario de los mundos fantásticos.


Pienso en la vez a la que a una amiga hace años le frustraron una tesis de la carrera de Letras por querer trabajar Harry Potter, ya que era cuestionado como una literatura superficial y hueca, pero al contrario aplaudían conmovidos por un trabajo sobre el fútbol en la literatura. O de aquel primer Harry Potter que llegó a mis manos (el tercero, el prisionero de Azkabán), otorgado con el prejuicio de quien ve en la infancia una mirada menor. Algunas Academias de un país sin aspiraciones o riesgos, perseguía cuál inquisición esta libertad de lectura, esta posibilidad literaria encerrada en los imaginarios de cada uno de los siete libros. Actualmente aceptan esas tesis, ¿pero las toman en serio?. Debe ser un asunto del ego, o es sólo cuestión de no creer, así como aquel quién pensó que Venezuela jamás llegaría a una semifinal en la Copa América. No soy ducho del fútbol, ni tampoco puedo asegurar ahora que soy un fanático. Entiendo el poder del fútbol, y siento su desborde (y la contagiosa alegría), pero quizás sigo siendo de aquellos que se emocionan con una posibilidad en la fantasía de una historia. Por eso agradezco esta casualidad del domingo, donde se me prolongó un 3D auditivo (pues nunca me hizo falta unos lentes para ver a estos magos crecer), en el que cada evento del partido, producía una onda expansiva de emoción, acorde siempre con las grandes momentos de la película. Fue así, como el partido y el cine decidieron hermanarse en una casualidad histórica. El silencio tenso de los fanáticos en el segundo tiempo del partido, coincidían con los primeros descubrimientos de Harry sobre las reliquias de la muerte. El gol de Chile y los reproches de sus fanáticos, corresponden al primer ataque de Voldemort y sus mortífagos. El segundo gol de Venezuela, alcanza con exceso de furor y algarabía el esperado beso entre Ron y Hermione. La celebración, finalmente, fue de la mano del triunfo de Harry Potter en su batalla final. El bien había triunfado.


Si pienso en el final de esta saga, la mejor lección del personaje de Harry es que su mundo, el que conoce, es cuestionado al revelarse su pasado. Dumbledore no es tan generoso, James no es tan elevado, Neville puede ser un héroe, Severus es el gran protector. Esta posibilidad de que el mundo pudiera ser otro tan distinto al que le hicieron creer, es el gran legado a sus fanáticos (a los que lo vieron o leyeron). La vinotinto también lo logró el domingo, hizo ver al fanático que el mundo puede ser distinto. Cada uno en su campo, en la ficción o en la realidad, son marcas de una generación. Y si el país necesita esta pasión para abrazarse sin motivos en la calle, para creer nuevamente en la magia, pues que sigan ganando los buenos.

 
 

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